Situada en el monte Agüeiros , al pie del Castro de Penalba, Rotea de Mendo presenta distintos grabados rupestres, parte de ellos difíciles de reconocer la causa de la erosión. Para poder contemplarlos bien hay que colocarse en la parte baja de la roca donde enseguida nos llama la atención a figura de un gran ciervo macho bramando, que constituye una de las mejores representaciones de este animal en los petroglifos gallegos.
Justo de frente se observa un gran ciervo macho bramando, que es, junto a las combinaciones de círculos concéntricos, el motivo que mejor se aprecia. Constituye uno de los mejores y conocidos ejemplares de representación de este animal en el acto de llamar a la hembra, que se cree que podría estar representada en la parte derecha de la roca. Está dotado de grandes cuernos y trazado mediante una única línea. El ciervo aparece en celo, bramando con la cabeza erguida en dirección la otra figura, de realización menos cuidada.
Además se ven combinaciones de círculos concéntricos, otros cérvidos y un elevado número de rasgos, algunos de los cuales podrían corresponder la formas antropomorfas. También hay figuras realizadas en épocas más recientes que parecen representar dos bailarinas y que para algunos investigadores no pertenecerían al Grupo Galaico de Arte Rupestre. El resto de las figuras se pertenecerían, con una cronología en torno a la transición del III-II milenio A. de C.