Finca de Lourizán
Horario de visita:
Con vehículo: de lunes a viernes: 8:00 a 15:00 h.
Tardes y fines de semana: acceso sin vehículo.
Entrada: Libre.
San Andrés de Lourizán, a tres kilómetros de Pontevedra, por la carretera de Marín (N-550).
La finca de Lourizán es una verdadera alhaja del patrimonio botánico de Galicia y, por supuesto, de Terras de Pontevedra. Su relación desde los años cuarenta con la enseñanza, primero como Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, y en la actualidad Centro de Investigaciones Ambientales y Forestales de Lourizán, le confiere valor añadido en la disposición de los elementos vegetales. A su riqueza natural cabe unir la importancia arquitectónica del pazo que acoge, así como la de las numerosas fuentes históricas que encontramos siguiendo el camino de acceso al recinto.
Según avanzamos encontramos la fonte da cuncha (s. XVIII), la de os tornos (s. XVII) con lavadero, y la fonte-gruta dos espellos (s. XIX), que muestra un llamativo empleo del cemento de la época junto al vidrio de colores. Avanzamos hasta quedar asombrados frente a la hermosura del pazo (S. XIX), obra del arquitecto Genaro de la Fuente en el que hace alarde de un maravilloso clasicismo modernista. Precisamente en este edificio se prevé una próxima ubicación del futuro Centro de Ciencias Ambientais dedicado a la gestión sostenible del monte en Galicia, que además estará dotado de un museo interactivo.
La estructura del jardín continúa igual que en los tiempos de mayor esplendor del lugar, cuando fue residencia de verano y descanso del político Montero Ríos, lugar de encuentro de muchos personajes ilustres de la época. Así pues, se trata de una composición realizada por jardineros franceses, una parte destinada al cultivo de la vid y otra a especies exóticas, entre las que se encuentran cipreses, araucarias, cedros, magnolias, camelias, plátanos, eucaliptos y aligustres. También se aprecia una tendencia al orientalismo manifestada a través de algunos ejemplares, como el del árbol de las pagodas en el ala derecha del edificio, el helecho arborescente de Tasmania o la elección del césped ofiopogon o hierba Mondo.
Cabe destacar el impresionante invernadero de diseño modernista, único en la comunidad por sus dimensiones y fábrica de metal y cristal. También destacables son el cobertizo y el hórreo de ocho pares de pies (1798) situados en la parte trasera, junto a la estación meteorológica. Desde aquí parte un camino hacia el bosque, donde se puede admirar una amplia variedad de especies que enlaza con los senderos umbríos del regato dos Trois que atraviesa parte de la finca. Si bien este circuito conduce a la parte más agreste, resulta de gran interés la plasticidad visual de este espacio, además del propio interés científico.
Fuente: Turgalicia.