Vilaboa es uno de los grandes desconocidos de Terras de Pontevedra para los viajeros. Para muchos es tan sólo lugar de paso hacia el Puente de Rande, pero esté ayuntamiento está ubicado en uno de los paisajes más bonitos de las Rías Baixas: la Ensenada de San Simón y cuenta con una gran tradición marinera y mucho que ofrecer para los amantes de la naturaleza, la historia y la fotografía.
En este artículo recorremos algunos de los lugares y actividades que no te puedes perder en Vilaboa. Esperamos que los disfrutes en tu próximo viaje por las Rías Baixas.
1.- El puerto de San Adrián de Cobres
Arrancamos nuestro recorrido por Vilaboa en el puerto de San Adrián de Cobres. Aquí se encuentran un tranquilo puerto pesquero al que llegan a diario las embarcaciones mejilloneras para descargar los productos recogidos en las bateas del entorno de la Ensenada de San Simón, una moderna marina y un par de restaurantes en los que disfrutar de la gastronomía de la zona con vistas sobre la Isla de San Simón.
En las proximidades del puerto se encuentra también la Iglesia de San Adrián de Cobres, cuyos orígenes parecen remontarse al siglo XVI.
No es el único puerto interesante en Vilaboa y a él se añaden numerosas calas y un par de playas de aguas tranquilas y arena dorada.
2.- Los molinos de Riomaior
Vilaboa cuenta con distintas rutas de senderismo señalizadas que recorren tanto la costa como el interior del ayuntamiento. Una de las más interesantes es la de los Muíños de Riomaior o PR-G 102. Esta pequeña ruta lineal de 5 kilómetros de ida y vuelta parte de la Casa de Cultura de Río Maior, debajo de los pilares de la Autopista y asciende suavemente bordeando el río Maior y el Arroyo Portiño, hasta alcanzar los 150 metros por encima del nivel del mar.
Los 34 molinos que se encuentran a lo largo del recorrido han sido restaurados en casi su totalidad y nos permiten pasear por un bosque de ribera gallego en un recorrido de dificultad baja y numerosos lugares de descanso, sin que se note la cercanía de las casas o de la Autopista, más allá de los primeros metros iniciales.
3.- Chan dos Areeiros
Vilaboa cuenta con un más que interesante patrimonio rupestre, entre el que se encuentran varias estaciones de petroglifos. Éstos se pueden visitar también a través de la ruta de los Petroglifos de Cobres PR – G103.
La ruta circular, de 3 kilómetros de longitud y dificultad baja, discurre por una pista forestal entre bosques y campos de cultivo, por los que se encuentran distintos petroglifos. Una desviación hacia el mirador de Acuña, ofrece una espectacular panorámica sobre la Ensenada de San Simón.
El afloramiento más destacado es, quizás, el conocido como Chan dos Areeiros, de unos 20 metros cuadrados y con motivos circulares, reticulados y animales. Muy cerca de éste, se encuentra Chan da Rúa, de acceso más difícil, al encontrarse en medio de un bosque con escasa señalización.
4.- Carnaval de Cobres
El Entroido (Carnaval) de Terras de Pontevedra es muy variado y singular. Uno de los más peculiares es, sin duda, el “Entroido de Cobres”, declarado Fiesta de Interés Turístico de Galicia.
Esta fiesta, de raíces medievales, tiene lugar en las parroquias de San Adrián y Santa Cristina. En ella, comparsas de “madamas” (chicas) y “galáns” (chicos) recorren las casas del municipio ataviados con vestimentas decoradas con espejos y símbolos florales. El objetivo es recaudar dinero para la celebración de las fiestas, para lo que bailan ante los vecinos, bajo la mirada atenta de los “aldeáns”, un “mayordomo” y los músicos de la charanga que los acompaña.
5.- Salinas de Ulló
Esta antigua salina, cuyo origen se remonta al siglo XVII, forma parte de la Zona de Especial Protección de Aves, del Lugar de Interés Comunitario Enseada de San Simón y de la Red Natura 2000, cuyo objetivo es preservar la biodiversidad.
Los 4 ecosistemas diferentes presentes en la zona: el bosque de ribera, los carrizales, la marisma y la propia zona intermareal de la ensenada, ofrecen distintos paisajes de gran belleza que han convertido a las Salinas de Ulló en un lugar de referencia para el avistamiento de pájaros y fauna, así como para los amantes de la fotografía y el senderismo.
Además, contaron en el siglo XIX con uno de los pocos molinos de mareas existentes en Galicia, que aprovechaba el movimiento de las corrientes de la ría para generar fuerza hidráulica. Hoy en día solo quedan de este los muros de las compuertas y los restos de las casas de los trabajadores que lo explotaban.
Desde aquí parte también la ruta de senderismo PR-G106 Sendeiro dos Muiños de Vilaboa e Chan de Vilar, que asciende hasta el lago Castiñeiras por el río Trasmil, mostrando 15 molinos en distintos estados.
6.- Lago Castiñeiras
Compartido con el vecino municipio de Marín, a 550 metros de altitud, se encuentra el Parque Natural de Cotorredondo y el Lago Castiñeiras.
Pese a su origen artificial, este entorno es hoy una importante zona de refugio y cría para muchas especies de animales, así como una importante zona de recreo a la que acuden por igual deportistas y familias durante los fines de semana. El parque cuenta, además, con distintas rutas de senderismo aptas para su recorrido en bicicleta o a caballo.
Cerca de aquí se encuentra el mirador de Cotorredondo o mirador de las tres rías, un antiguo punto de control de incendios que se eleva por encima de Vilaboa y desde el que, en días despejados se pueden observar las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa. Sólo se encuentra operativo durante los meses de verano.
7.- Mámoa do Rei
A pocos metros del Lago Castiñeiras, se encuentra uno de los campos de dólmenes más importantes de Galicia: Chan de Castiñeiras. Este conjunto megalítico cuenta con 7 mámoas, de las cuales la más representativa es la conocida como Mámoa do Rei, descubierta ya en los años 50 del siglo XX.
La mámoa do Rei es un túmulo imponente que ocupa un espacio de aproximadamente 25 metros de diámetro por más de 2 metros de altura. Los arqueólogos y las leyendas populares hablan aquí del enterramiento de alquien importante, al que se enterró con ídolos y pinturas en torno al 3.000 A.C.
Hoy en día se puede observar aquí tanto el dolmen de corredor, cuya cámara mide unos tres metros de diámetro, como el anillo perimetral de piedra. Además, grabados en las piedras se pueden ver algunos petroglifos, como unas cazoletas, líneas en zigzag y una figura antropomorfa.
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