El ayuntamiento de Vilaboa es el principal lugar donde se asienta el magnífico conjunto megalítico de Chan de Castiñeiras, uno de los campos de dómenes más importantes de Galicia. Formando parte de ese conjunto, en las cercanías de la laguna dae Castiñeiras se localiza la Mámoa do Rei, que impresiona por sus enormes dimensiones, de venticinco metros de diámetro.
El dolmen constituye una construcción megalítica formada por dos losas de piedra enterradas y en posición vertical con una tercera losa apoyada sobre las dos anteriores y en posición horizontal. Toda la estructura pétrea se muestra cubierta de tierra, formando un túmulo. Estas manifestaciones, a las que se les atribuye una función funeraria, se alzaron durante lo Neolítico y el Calcolítico, especialmente en la franja atlántica europea.
El municipio de Vilaboa alberga la mayor parte del magnífico conjunto megalítico de Chan de Castiñeiras, uno de los campos de mámoas más importantes de Galicia, donde está localizada la Mámoa del Rey, el túmulo mejor conservado de esta necrópolis megalítica compuesta por siete mámoas, y una de las más grandes de Galicia y la más representativa de la zona.
La Mámoa del Rey, es de dimensiones considerables, unos 25 metros de diámetro por más de 2 metros de altura. Un anillo perimetral de piedra delimita el montículo, protegido por una serie de piedras de mediano tamaño. En el centro se halla una anta o dolmen de corredor, conformada por catorce ortostatos verticales que sostienen las cuatro losas del techo.
La cámara mide unos tres metros de diámetro, y está cubierta por una enorme losa en la que talladas, en la cara superior, varias cazoletas. En el interior, muestra una decoración de líneas grabadas en zig zag y una figura en forma de cruz o antropomorfa. Conserva también restos de pintura. El corredor se orienta al este, y mide unos tres metros de longitud. En las excavaciones, aparecieron ídolos antropomorfos junto a la entrada.
El túmulo era conocido desde los años 50 tras las prospecciones realizadas en el Morrazo por el arqueólogo Ramón Sobrino Lorenzo-Ruza. Después, la mámoa sufrió un lamentable abandono y deterioro. En verano del 2001, una intervención arqueológica reconstruyó el monumento, reintegrando la losa que cubre la cámara, partida en dos, además de recuperar diversos materiales cerámicos y líticos.