Magia, naturaleza y tradición se unen en esta espectacular ruta que nos llevará desde la aldea de O Pelete (A Lama) hasta la misma cumbre del monte de O Seixo, en pleno corazón de la sierra do Cando, un espacio natural incluido dentro de la Red Natura 2000 y catalogado como LIC (Lugar de interés comunitario).
Preside la plaza del pueblo un sencillo templo de formas limpias erigido a mediados del siglo XIX en honor a la Virgen de los Remedios, patrona del lugar. A su izquierda, un moderno cruceiro sirve de homenaje y recuerdo a las muchas gentes que tuvieron que emigrar sin poder realizar el camino de regreso a su lugar de origen.
Sin alejarnos mucho, merece la pena también visitar el pato de ánimas que se encuentra en la parte trasera del edificio situado frente a la capilla, un bonito relieve en piedra con la imagen de San Antonio, santo casamentero.
Antes de emprender la marcha hacia la sierra, no podemos dejar de visitar el monumental roble que se encuentra justo detrás de la capilla. Este árbol de más de 16 metros de altura llama poderosamente la atención debido a la extraordinaria anchura de su tronco, que supera los 7 metros de perímetro. Semejantes dimensiones, unidas a una edad aproximada de más de 500 años le han valido para su inclusión en el “Catálogo galego de árbores senlleiras”. Pero éste árbol tiene más historia…
Cada 7 de septiembre se celebra en el Pelete una fiesta dedicada al vino coincidiendo con la festividad de Virgen de los Remedios. Dice la leyenda que hace muchos años, el hijo de un arriero que pasaba por la localidad con un buen cargamento de vino del ribeiro sufrió un percance al ser coceado por una de sus mulas. Corrió el padre a pedir auxilio a la Virgen de los Remedios y esta intercedió por el joven curando todas sus heridas. Como muestra de agradecimiento, aquel hombre prometió volver todos los años para llevarle a la Virgen una cuba de su mejor vino, ofreciendo el primer trago al viejo roble bajo el que se cobijó el herido antes de ser sanado. Recordando estos hechos, desde mediados del silgo XVII, durante las fiestas de septiembre, y después de ser bendecida por el párroco, es costumbre que las autoridades procedan a regar el roble con una jarra de buen vino del ribeiro, operación que repiten el resto de fiesteros, procediendo de la misma manera a la vez que bailan alrededor de su majestuoso tronco, dando comienzo de este modo a los festejos en el campo de la fiesta.
Siguiendo nuestro plan de ruta, abandonamos O Pelete dejando la capilla a nuestras espaldas y cruzamos la carretera para emprender el camino que nos llevará al Marco do Vento y Portalén, un enclave enigmático, mágico y sorprendente…, un lugar que ha servido de inspiración al conocido novelista de origen pontevedrés Manuel Loureiro a la hora de escribir la última de sus novelas, “La puerta”.
A poco de iniciar la marcha, podremos observar a la derecha del camino los restos de lo que fue un antiguo hórreo de tres pies, pero que con el paso del tiempo ha perdido su cubierta y paredes laterales, probablemente de madera. Dejando el cementerio a nuestra izquierda seguiremos el camino, tomado a pocos metros un desvío a la derecha (justo antes de llegar de nuevo a la carretera que cruzamos al abandonar O Pelete). Se trata de una pista con tramos de tierra y asfalto bastante deteriorado que ya no abandonaremos hasta llegar a nuestro ansiado y mítico destino.
Este tramo inicial de la ruta es sin duda la parte más dura del recorrido, con rampas de fuertes pendientes que desaparecerán pasado el tercer quilómetro. Durante este trecho cruzaremos un par de pasos canadienses que evitan que el ganado pueda salir de sus lugares de pasto, y es que si la suerte acompaña, y a medida que ascendemos, no será difícil encontrarnos con alguna que otra manada de caballos salvajes o incluso alguna que otra vacada. Las matas de tojos, los grandes bolos de piedra granítica fragmentados por la erosión y una multitud de regatos que recorren como venas el cuerpo montañoso, configuran el paisaje que nos acompaña en nuestro ascenso.
Llegados a la primera línea de molinos el camino se suaviza y la pendiente desaparece. Un pinar nos da la bienvenida y nos acompaña durante un tiempo en nuestra ruta. A lo largo de un pequeño trecho la pendiente se invierte y baja, pero pronto el camino se vuelve de nuevo ascendente, así hasta llegar al segundo campo eólico del parque, en cuyo corazón, y estratégicamente ubicada, se haya la pequeña capilla de Santa Mariña.
Para continuar la ruta hacia Portalén el camino sigue cogiendo el primer desvío a la derecha antes de llegar a la capilla, sin embargo, vale la pena desviarnos unos metros y tomar el sentido contrario, bordeando la zona de descanso habilitada como merendero. Llegados al primer molino que encontramos en el camino, podremos disfrutar de unas impresionantes vistas panorámicas que nos permiten ver, a lo lejos, las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa, vale verdaderamente la pena.
Retomando el objetivo inicial retornamos al cruce que antecede a la capilla y tomamos el desvío ascendente a mano derecha. Tras un pequeño tramo de apenas un quilómetro de distancia llegaremos al ancestral destino, la puerta del más allá, Portalén o Porta do Alén, la puerta que comunica el mundo de los vivos con el de los muertos…, un lugar cargado de magia y de tradición, una puerta por la que se pone el sol en el solsticio invernal, un enclave enigmático al que todavía siguen acudiendo muchas las personas a depositar ofrendas en forma de flores, velas o alimentos, como las que hemos visto en nuestra visita, pocos días después de la fiesta del Samaín.
Pero no acaban aquí todas las sorpresas, como un vigía, y a escasos metros de Portalén se encuentra el Marco do Vento, un majestuoso menhir de más de 6 metros de altura y origen discutido que no deja indiferente a nadie. En este sentido, son muchos los arqueólogos que afirman que se trata de uno de los megalitos más grandes del continente europeo…
Si todavía nos restan fuerzas y el ánimo nos acompaña siguiendo el camino llegaremos a la Cruz do Seixo, otro lugar de culto de origen milenario cristianizado posteriormente y presidido por una cruz de granito y un altar de piedra. La altitud del lugar roza ya los 1000 metros.
Es el punto final de la ruta, para finalizar el recorrido será necesario volver sobre nuestros pasos en un descenso prácticamente continuo hasta regresar al Pelete.
“Bonus track”
A poco más de un quilómetro de O Pelete y a escasa distancia del pueblo con el que comparte nombre, se encuentra la cascada (fervenza en galego) de A Fírveda, un imponente salto de agua de más de 15 metros de altura encajado entre grandes bloques de granito que merece la pena visitar, naturaleza en estado puro…
Camino de A Fírveda y pegado a la carretera, se haya también a unos 300 metros del Pelete un pequeño puente de un solo ojo escondido por la vegetación de ribera. Se trata del pintoresco del puente do Muíño do Val que cruza el regato de Porto do Río. De fácil acceso si se opta por bajar caminando hacia la cascada, pero no tanto si la decisión es la de hacer este tramo en coche, ya en este sitio apenas hay espacio para aparcar.
- UTM: 29 T 550637 4698464
- GEOGRÁFICAS: 42° 26′ 12″/ -8° 23′ 3″
Llegados al lugar de A Fírveda nos dirigiremos a la plaza donde encontraremos una fuente, un peto de ánimas, y una pequeña capilla, desde allí parte el camino que permite acceder a la cascada. En su parte baja todavía se conservan los restos de un par de molinos utilizados otrora por los vecinos del lugar para la molienda de sus cultivos.
- UTM: 29 T 551374 4698749
- GEOGRÁFICAS: 42° 26′ 21″/ -8° 22′ 31″
